En todos estos años se acumula un trabajo lleno de devoción y entrega ya que su labor no se resume a la romería, sino que todo el año, día tras día, Antonio y toda la familia Mediano se dedican con esmero al cuidado de los bueyes, tratándolos con mimo y dedicación.
La atención a los bueyes no termina con su alimentación, el enganche y la doma, sino que tiene una parte que la mayoría desconoce. Y es que hay que sembrar y preparar el terreno para su alimentación, llevarles al día los controles sanitarios...es una tarea que te tiene que gustar mucho para poder hacerlo porque su aliciente no está en lo económico sino en la pasión por esta profesión.
Antonio ha sabido trasmitirle a su hijo Juan Antonio esta profesión, ya que cuando hizo la comunión, con nueve años, le pidió a su padre acompañarlo andando en el camino, hazaña que consiguió, ante la sorpresa de su padre.
El pueblo entero se siente agradecido a la labor de Antonio y su familia, que con su trabajo ha hecho posible que tantos años la Hermandad del Rocío de Pilas pueda hacer su camino con la seguridad de que está en buenas manos.