La piel del rostro es indudablemente la mejor tarjeta de presentación. Su apariencia dice mucho de una persona, desde su edad hasta el estado de su salud. Por esta razón, hombres y mujeres aplican todo tipo de productos a fin de conseguir una piel tersa y radiante.
En este sentido, las cremas antiedad se han convertido en protagonistas dentro del cuidado de la piel. Sin embargo, el mercado se encuentra repleto de este tipo de productos por lo que resulta difícil escoger la crema antiarrugas ideal.
Las más populares y reconocidas según su efectividad, contienen ingredientes como la Padina Pavonica, Chlorella y el Ginkgo biloba. Estas son garantías de un cutis lozano y firme a pesar del paso de los años.
También se deben considerar cuestiones como el tipo de piel y la edad, antes de decidirse por cualquier crema para el rostro. Estas como cualquier otra particularidad de la piel, influyen en la efectividad del producto que se emplea.
Así, los mejores laboratorios hacen distinciones según el tipo de piel. De aquí, que sea posible encontrar opciones para piel mixta, seca o grasa en cuanto a cremas antiedad se refiere. También se pueden encontrar cremas y productos antienvejecimiento orientados a distintas edades o momentos diferentes del día.
Por su parte, la piel de escote, cuello y manos es de las primeras en delatar el paso del tiempo, presentando arrugas y envejecimiento. Para su cuidado existen tratamientos específicos que previenen el envejecimiento prematuro si se aplican a tiempo. También son efectivas en el rejuvenecimiento de la piel cuando ya el daño es evidente.
¿A qué edad comenzar a usar cremas antiarrugas?
En general, los primeros signos de envejecimiento comienzan a mostrarse a los 25 años. Sin embargo, la necesidad de usar cremas antiedad puede adelantarse o retrasarse gracias a factores como la carga genética y la alimentación.
Estos factores tienen una marcada influencia en envejecimiento de la piel. Así, el uso de tratamientos antiarrugas puede comenzar a diferentes edades según las necesidades de cada persona. Sin embargo, los especialistas recomienda no retrasar su aplicación más allá de los 30 años.
Así, las cremas antiarrugas destinadas a este primer grupo suelen tener efectos mayormente hidratantes y preventivos. Los principales ingredientes en estas fórmulas antiedad son las vitaminas E y C. Estos combaten los radicales libres causantes de los primeros signos de la edad. También ayudan a atenuar las finas líneas de expresión que comienzan a aparecer desde los 20.
Por su parte, las cremas antienvejecimiento para quienes superan los 40 años están diseñadas para mantener la firmeza de la piel. Siendo el colágeno el principal componente de estas cremas antiedad.
Al llegar a los 50 los cambios hormonales causan síntomas más severos. La piel seca y las arrugas pueden hacerse muy visibles. Por esta razón, el uso de cremas antiarrugas, hidratantes y nutritivas que estimulen la regeneración del tejido se vuelve indispensable.
Otros consejos para mantener la apariencia joven de la piel
Cada piel envejece a un ritmo diferente, e incluso presenta síntomas distintos. En algunos casos son las arrugas, en otros la flacidez, mientras otras pieles se ven afectadas por las manchas.
Por ello, aunque una rutina de limpieza, tonificación e hidratación puede marcar una gran diferencia, siempre es conveniente aplicar los cuidados necesarios para cada caso y tipo de piel. Además, se deben contemplar otros cuidados que complementen los brindados por las cremas antiedad.
Existen aspectos claves a considerar como los factores ambientales y la alimentación. Es preciso desarrollar hábitos saludables para el cuidado de la piel. De lo contrario, las cremas y demás productos cosméticos, aún los de mejor calidad, pueden resultar insuficientes.
En este sentido, pocas veces se cumple tan cabalmente el viejo adagio “eres lo que comes”. Pues, se ha determinado que la ingesta recurrente de ciertos alimentos puede incidir en la apariencia de la piel. En este sentido, los alimentos ricos en azúcar y harinas procesadas. Así como el tabaco y el alcohol pueden envejecer drásticamente la apariencia de la piel.
Del mismo modo, las frutas ricas en vitaminas, betacarotenos y antioxidantes han demostrado gran efectividad en la prevención de arrugas y otros signos de la edad. También se aconseja el consumo de pescados, ya que el omega 3 aporta grandes beneficios a la apariencia de la piel.
El consumo de agua es también un factor esencial en el cuidado de la piel. Así, el consumo abundante de líquidos, sobre todo en épocas de calor ayuda a la hidratación de la piel. Esto también garantiza una apariencia más joven.
Por otra parte, los factores ambientales pueden acelerar el deterioro de la piel. Afortunadamente, estos daños pueden evitarse con la fiel aplicación de una rutina de cuidado diario. Dicha rutina debe incluir el uso de protector solar, y productos que ofrecen abrigo contra los radicales libres.