El crecimiento de los casos de ictus isquémicos motivados por el estrés ha llevado al Centro de Rehabilitación de Daño Cerebral CRECER a hacer un llamamiento para llevar una vida más pausada y evitar situaciones de riesgo. Según explica su directora médica, la doctora Rosario Domínguez, en el Día Mundial del Ictus, “es fundamental evitar situaciones extremas y controlar la tensión arterial porque también se están incrementando los casos de ictus hemorrágicos motivados por pacientes que desconocían que tenían la tensión alta. Y se trata de personas que cada vez son más jóvenes. La sobreexposición a la tecnología y la conectividad continua son otros factores de riesgo importantes”.
Crecer alerta de que la incidencia del ictus sigue en alza y esta enfermedad se ha consolidado como la segunda que más muertes causa en España cada año. Hacerle frente es uno de los retos, especialmente si se tiene en cuenta que se podría evitar en el 80 por ciento de los casos. La prevención y el control de los factores de riesgo que pueden llevar a padecer esta grave enfermedad son fundamentales para evitar pasar a engrosar una estadística. Según ha explicado la directora de CRECER, “es importante reconocer las señales que indican que una persona esta sufriendo un ictus y llamar al 061 o 112 para el traslado inmediato al centro hospitalario. Ahorrar segundos es fundamental. Los signos más frecuentes son: dificultad para hablar, o no se le entiende lo que dice; pérdida de fuerza en la mano, brazo o pierna que le impida poder caminar o tener un objeto; imposibilidad para leer o comprender lo que le dicen; puede haber caída al suelo y pérdida de la conciencia, dolor fuerte y agudo de cabeza, pérdida parcial de visión o visión doble o borrosa, que la persona se desoriente y no sepa dónde está … Si se presentan estos síntomas, hay que actuar cuanto antes”.
Hasta el Centro de Rehabilitación de Daño Cerebral CRECER llegan a diario pacientes que han sobrevivido a accidentes vasculares de distinta intensidad y de distintos tipos, como isquémicos o hemorrágicos. Los especialistas analizan su caso y se les establece una terapia determinada en la que se combinan ejercicios de rehabilitación: fisioterapia, logopedia, disfagia y de neuropsicología, además de abordarse problemas emocionales, de memoria o de conducta. Se establece una terapia y un tratamiento farmacológico que se va revisando en función de la evolución. Mientras más reciente haya sido el episodio vascular, mayores son las posibilidades de éxito, pero la media es muy satisfactoria: Se rehabilita más del 70 por ciento de los casos, demostrando que la rapidez y la eficacia van de la mano en este tipo de situaciones y vienen avaladas por la experiencia de más de 24 años, ofreciéndoles a los pacientes la oportunidad de recuperar sus funciones físicas y psíquicas, volviendo a llevar una vida lo más normalizada posible.