La obesidad muestra unos riesgos científicamente demostrados, tanto así que se ha convertido en un gran desafío para la salud mundial. Actualmente, vivimos en un mundo donde la obesidad está ganando terreno sobre dicha salud, y en donde las publicaciones de historias de éxito nacional en los últimos 33 años son inexistentes. Por ello, la importancia de medidas para combatir esta enfermedad, así como la presencia de un líder mundial que ayude a los países a prevenir o a intervenir con mayor eficacia; cada día se hacen más indispensables.
Según un artículo publicado en The Lancet, se calcula que el sobrepeso y la obesidad fueron responsables de 3,4 millones de muertes en todo el mundo en el año 2010. Para estudiar los efectos directos que tiene esta enfermedad en la salud de la población, y resaltar una medida de alerta mundial que frene esta enfermedad; la disposición de informaciones comparables y actualizadas sobre niveles y tendencias se hacen de vital importancia. Así, haciendo un cálculo sobre la prevalencia mundial, regional y nacional del sobrepeso y la obesidad en niños y adultos durante 1980-2013, obtenemos como resultados que la prevalencia se ha incrementado en los niños y adolescentes de los países desarrollados, aumentando también en adolescentes de países en desarrollo. En los adultos, la prevalencia estimada de la obesidad superó el 50% en los hombres de Tonga y en las mujeres de lugares como Kuwait, Kiribati, los Estados Federados de Micronesia, Libia, Qatar, Tonga y Samoa. No obstante, y aunque existió una positiva ralentización de la obesidad adulta en los países desarrollados durante el año 2006, actualmente esta enfermedad sigue aumentando. Por ello, la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad, SEMAL, hace un llamamiento y exige medidas urgentes, así como líderes mundiales que ayuden a controlar y frenar esta enfermedad crónica.