Abrió sus puertas después de muchas vicisitudes, pero las dificultades sirvieron como impulso para consolidar aún más el proyecto. El algabeño Francisco Tristán Cruz estaba analizando posibilidades de auto empleo y de emprendimiento cuando pensó en la posibilidad de abrir una residencia de mayores, un lugar en el que cuidarlos y conseguir que se sintieran como en casa. Pero no fue tarea fácil porque se trata de un negocio muy peculiar, con muchos controles de todo tipo, desde sanitario a administrativo, en las comidas, edificación y un largo etcétera, por lo que el camino a recorrer hasta la apertura fue más bien complicado.

Pero Francisco Tristán ya no se acuerda de aquellas duras vicisitudes, y sí de las muchas satisfacciones que le ha proporcionado el centro de mayores durante los más de 12 años en los que lleva funcionando. “Aquí somos una familia, nuestros trabajadores forman parte de la plantilla desde el principio o se han ido incorporando cuando en su momento hubo necesidad de ampliación. No somos partidarios de cambiar mucho de personal porque los mayores se acostumbran y les cuesta luego adaptarse a otras personas, y nos gusta además el trabajo bien hecho, que es el que te asegura tu plantilla”.

La transparencia y el buen hacer son las normas que rigen en esta residencia de mayores con 58 plazas para residentes, de las que 46 están concertadas con la Junta de Andalucía y el resto, 12, son en régimen de gestión privada, algo que les resulta de utilidad mientras se tramita a veces el ingreso de algunos de los interesados. “Los familiares de nuestros mayores pueden acceder libremente a cualquier punto de las instalaciones menos a las habitaciones que no sean la de su familiar. Pueden ir incluso a la cocina porque aquí no tenemos nada que esconder y nos gusta que todo el mundo se sienta cómodo, como en casa”, explica Tristán.

Esta filosofía, la de generar empleo local, también se extiende a los trabajadores: la plantilla es mayoritariamente del municipio. “Tenemos a 31 personas trabajando con nosotros porque buscamos profesionales muy cualificados que vivan en el entorno”. Psicólogos, enfermeros, médicos, auxiliares, cuidadores, personal de limpieza… todos ellos son los que dan la vida a este proyecto que también cuenta con 30 plazas de estancia diurna, de 9 a 17:00 horas, pero que no tienen tanta demanda como las de internos, quizás porque la filosofía de cuidar al mayor no vaya tanto en esta línea.

Pero tener a los mayores muy cuidados es, por encima de todo, la mayor de las inquietudes. A continuación se encuentra la alimentación, algo para lo que tienen su propia cocina y sus menús configurados y certificados por nutricionistas. Para cocinarlos siempre recurren a la despensa algabeña, pues tanto la carne como el pescado, la fruta y los productos de ultramarinos se adquieren en negocios del pueblo. “Y si puede ser de pequeños comerciantes, mucho mejor”, declara el responsable.

En líneas generales, Francisco Tristán está muy satisfecho con la evolución del centro, un referente en toda la comarca pero, por encima de todo, el lugar en el que los mayores se sienten como en casa, algo que para su fundador es lo más importante.